BLOG DE CULTO EN RECONOCIMIENTO A MANUEL ALBERTO GAMBOA SOTO. SI, AL “GATO” GAMBOA. PERIODISTA DEDICADO POR MAS DE SEIS DÉCADAS AL PERIODISMO...NUESTRO QUERIDO “GATO" GAMBOA.

viernes, 27 de julio de 2007

PALABRAS DE UN MAESTRO EN LA UNIACC

El 27 de Julio de 2007 en la Casa Central de la Uniacc, Alberto "Gato" Gamboa dictó una clase magistral sobre "Periodismo Ayer, Hoy y Mañana" ante una concurrida asistencia.
Atentos escucharon las palabras los estudiantes de periodismo quienes ademas contaron con la narración de algunas anécdotas del Gato en sus 60 años de servicio al periodismo nacional.

Entre los asistentes estaban destacadas personalidades del medio comunicacional, entre ellas Patricia Politzer, María Cecilia Serrano, Felipe Pozo.

Su inseparable compañera María Estela Urzúa también participó de esta actividad y algunos amigos se encontraban entre los presentes, entre otros el empresario Gonzalo Mingo Ortega, su dinámico amigo de hace muchos años.

En esta conferencia periodísitca los asistentes pudieron apreciar un emotivo video con la trayectoria del Gato Gamboa con palabras generosas y de reconocimiento de los periodistas María Eugenia Oyarzún y Sergio Campos.

Emocionado el "Gato" tuvo palabras de agradecimiento para los participantes.

viernes, 6 de julio de 2007

...AL PIÉ DEL CAÑON - Walter Krohne


Escribir sobre el Gato Gamboa es como hacer un viaje imaginario por la historia de Chile.

Este hombre de prensa celebra 60 años de periodismo activo este año y eleva su copa burbujeante desde su actual puesto de editor periodístico y reportero innato de “La Nación”, el diario histórico ubicado en pleno corazón de Santiago que, en otros tiempos, fue paseo obligado de innumerables escritores, políticos e intelectuales.
Cuando nos referimos a Manuel Alberto Gamboa Soto , hablamos de un verdadero sabueso del reporterismo nacional, de esos que nacieron con la letra de imprenta en la sangre, sin dejar pasar ningún segundo de vida para escribir la historia, y como buen gato, tomarle noche y día el pulso a Chile y al mundo.
Ha sido un trabajador inagotable e imbatible que disfruta y ama su profesión, porque ésta le ha abierto cada día nuevas perspectivas que agotan su curiosidad de felino y escritor. Con 22 años se inició como reportero deportivo en la revista “Estadio”. Ni durante la dictadura de Pinochet ni tampoco antes, intentó abandonar el país, ignorando siempre lo que pudo haber sido para él un exilio voluntario u obligatorio en tierras lejanas y extrañas. Todo lo contrario: Cambió siempre el exilio por la difícil y dura lucha interna que cumplió severamente como periodista, escribiendo desde la clandestinidad y buscando trabajos para sobrevivir. Sin mirarse las manos, trabajó como obrero en las excavaciones de los túneles del metro de Santiago (1977-1980) o como vendedor de libros.
Ha reporteado los aciertos y desaciertos de once gobiernos, desde los dos últimos radicales, el de Juan Antonio Ríos (muerto antes de terminar su período en 1946) y el de Gabriel González Videla, hasta el primero encabezado por una mujer, la actual presidenta Michelle Bachelet. Conoció de cerca a todos los presidentes democráticos y elegidos en comicios abiertos y populares y fue prisionero político en diversos campos de concentración entre 1973 y 1976, donde conoció de cerca la tortura, el asesinato la intriga y la sangre, de un régimen militar que fue la única dictadura que vivió Gamboa y también la etapa más difícil e injusta de toda su existencia.
“En el Estadio Nacional vi a un Gato Gamboa muy torturado”, testimonió una vez el ex presidente del Colegio de Periodistas de Chile, Guillermo Torres Gaona. Sin embargo, este sufrimiento y la agresividad aplicada en su contra no cambiaron su actitud frente a la vida ni ante sus persecutores y siguió reporteando hasta hoy sin ningún odio ni rencor, quizá sólo con un recuerdo amargo y gris, que también casi ha olvidado con el pasar del tiempo. Sigue siendo “un amigo de todo el mundo”, como dijo uno de sus colegas más cercanos.
Gamboa vivió de cerca los efectos de la “ley de defensa de la democracia” de González Videla en 1948, que obligó a Pablo Neruda, como a muchos otros, a dejar su cargo de senador y abandonar el país por el sólo hecho de ser comunista; observó la poco efectiva prometida “escoba” depuradora del agrario laborista Carlos Ibáñez del Campo; vivió en carne propia la llamada “Ley Mordaza” de Jorge Alessandri Rodríguez y de su ministro de justicia Enrique Ortúzar, porque a causa de ella fue apresado varias veces junto a toda la redacción del diario “Clarín”que él dirigía; pasó de la “revolución en libertad de Eduardo Frei Montalva a la “revolución socialista a la chilena” de Salvador Allende Gossens; durante la dictadura de Pinochet sufrió años de pesadilla que soportó con mucha hombría, pudiendo salir airoso al otro lado del túnel, para volver a respirar aire de libertad, cuando el pueblo chileno dijo masivamente en las urnas “basta” de dictadura (1988). En ese momento, el Gato era director del diario “Fortín Mapocho”, que fue como un bastión en la lucha civil para recuperar la democracia en Chile.
“Corrió solo y llegó segundo” fue el titular que publicó el matutino el día después del plebiscito, describiendo con cinco palabras la derrota que sufrió Pinochet en las urnas. Esta fue otra de las geniales ideas que han caracterizaron al Gato en su vida periodística. El titular no sólo impacto en Chile, sino también en todo el mundo y centenares de periodistas y corresponsales extranjeros viajaron a Santiago para conocer a este periodista y entrevistarlo.
En la nueva fase, la denominada transición democrática, Gamboa termina su propia historia de un Chile lleno de altibajos y contradicciones, al conocer y escribir sobre cada uno de los presidentes concertacionistas, siguiendo paso a paso los acontecimientos como también observando y criticando la nueva democracia. Su obra literaria, iniciada con el libro “Un viaje por el infierno” (publicado en 1984), esta inconclusa, porque en su fase final de escritura e investigación están ahora “Las Memorias de una Epoca Infernal” y La Historia del Diario Clarín”.
Tras pasar por la revista Ercilla, el diario Ultima Hora y el diario La Gaceta, sus mejores años los vivió en el diario Clarín, donde, primero como reportero y luego como director, desarrolló toda su sagacidad, talento y pericia reporteril para publicar el más importante matutino popular y de masas en la historia del periodismo chileno. Hasta 250.000 ejemplares diarios de circulación tuvo este tabloide en sus mejores días, que fue fundado, en 1954, por Darío Sainte-Marie (Volpone), un comunicador nacido en Bolivia y quien fuera estrecho asesor del presidente Carlos Ibáñez del Campo. El Gato estuvo al mando del diario hasta el final, cuando los militares, el día del golpe del 11 de septiembre de 1973, ocuparon y confiscaron sus instalaciones en el Paseo Bulnes.
Lo vimos dirigiendo magistralmente a los equipos periodísticos clarinescos en el terremoto y maremoto de Valdivia, en mayo de 1960, que eliminó la ciudad de Corral de la faz de la tierra como igualmente lo vimos, y aprendimos mucho de él, durante el Campeonato Mundial de Fútbol de 1962 que se realizó en Chile.
Cuando la Reina Isabel de Gran Bretaña visitó Chile, en noviembre de 1968 (Gobierno de Eduardo Frei Montalva), el Gato Gamboa vislumbró una buena idea para la portada de Clarín, si pudiera obtener una fotografía de la monarca mostrando sus piernas cuando subiera a la carroza dispuesta por La Moneda para transportarla por Santiago junto a su comitiva. Así le dio esta misión al mejor de sus reporteros gráficos, el Negro Molina. Al día siguiente, el diario se agotó con el titular de la portada que decía: “La Reina tiene buenos choclos” y que iba acompañado de una fotografía donde la ilustre visitante real “mostraba hasta el portaligas”, como cuenta el mismo Gato.
El reclamo oficial se hizo sentir rápidamente en boca del ministro de Frei Jorge Cash, quien llamó al Gato “muerto de la risa”: “La cagaste, Gato, cómo se te ocurre hacer una cosa así!”.
La pluma de Gamboa, su inteligencia y aguda observación, han sido la materia prima y los elementos necesarios para producir una gran cantidad de análisis que hacían tiritar a los políticos de la época. Tuvo contacto con casi todos los presidentes democráticamente elegidos, a quienes entrevistó una o varias veces, lo mismo con los personajes más destacados de las letras, la política y la economía. Viajó por el mundo acompañando a los presidentes Eduardo Frei Montalva, Salvador Allende, Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz Tagle. También con Ricardo Lagos Escobar, semanas antes de que éste asumiera como Presidente de la República el año 2000.
Un día cualquiera llegó el Gato al Palacio de La Moneda y sorprendió al presidente Frei Montalva recostado en un sofá, apoyando los pies sobre una mesa y fumando un grueso puro habano. “¡Don Gato, no me vayas a sacar una foto igual que a la Reina Isabel!", le advirtió el mandatario sonriendo.
Conoció a todos los políticos, algunos de ellos desde niños, como fue el caso de la líder comunista Gladys Marín, fallecida en marzo de 2005. El Gato escribió en el diario “La Nación” una sentida despedida de esta brillante y gran mujer:
“El Salón de Honor del viejo Congreso Nacional hervía y no cabía un alfiler. El pueblo en masa: la juventud incansable y bulliciosa, delegaciones de los partidos populares, políticos y otros dirigentes ocuparon todos los lugares disponibles y desfilaron en forma interminable frente a la urna donde descansaban los restos de Gladys. Se respiraba cariño por todos los poros”.
¿Cuántos gatos como éste tendría que haber en Chile para levantar el decaído periodismo?, es la pregunta planteada a menudo en muchas universidades que recurren a este Gato, tan querido en los círculos periodísticos y políticos, para poder beneficiarse de sus conocimientos y de su gran trayectoria en el periodismo nacional.


Walter Krohner

Periodista
walterk@vtr.net

jueves, 5 de julio de 2007

VIAJE POR EL INFIERNO - Jorge Bravo T.


Hoy por la mañana en internet me encuentro con este relato-extracto muy interesante escrito por el abogado Jorge Bravo Tesseo en su blog personal lineadeflotacion.blogspot.com y que presento a Uds.


En los años 60, “Clarín" tenía, entre lunes y viernes, un tiraje superior a “El Mercurio” y “La Tercera”. El gancho con el público eran sus titulares.

Alberto Gamboa, además de Director, era el encargado de la diagramación de la primera página. Su ingenio y simpatía, era un factor decisivo a la hora de las ventas, que se manifestaba, además, en otra sección del periódico. Entonces, Alberto Gamboa se transformaba en el “Profesor Jean d’ Fremisse”, el más popular y audaz de los consejeros sentimentales de su tiempo, precursor y maestro del “Rumpy”, el “Chacotero Sentimental”.
Alberto Fuguet dedicó su novela “Tinta Roja” a Alberto Gamboa.
El narrador, estudiante de periodismo, si hubiese hecho su práctica en “Clarín”, no habría extrañado el clima o la atmósfera informal que se respiraba en este diario. Los personajes de la novela bien pudieron ser periodistas de “Clarín”, en una época que esta actividad no se aprendía en las Universidades, sino en la práctica diaria.
Después del golpe militar, Alberto Gamboa fue detenido y sometido a crueles torturas, primero en el Estadio Nacional y luego en el campo de concentración de “Chacabuco”. El odio acumulado en su contra fue demasiado, desproporcionado e injusto.
Para narrar esta historia, Alberto Gamboa escribió un libro testimonial estremecedor, cuyo título recuerda otro de Rimbaud: “Un Viaje por el Infierno”. Este libro, en cuatro tomos, fue distribuido por el recordado diario “La Epoca”.
En un capítulo del libro, Gamboa cuenta que, como consecuencia de querellas deducidas en su contra, después de su detención, por ex parlamentarios de derecha, la Corte de Apelaciones de Santiago remitió a Antofagasta, tres exhortos, por lo que los militares tuvieron que llevarlo al Tribunal en otras tantas oportunidades, para que prestara la declaración requerida.
El primero de estos viajes causó inquietud entre los prisioneros, puesto que nunca un detenido sacado en estas condiciones había regresado vivo al campo. Por una extraña razón, los prisioneros siempre trataban de escapar, aunque siempre eran trasladados de pies y manos y con guardias armados apuntándolos. Lo raro es que no se trataba de casos de fuga individual, sino siempre era todo el grupo el que intentaba la fuga, aunque en ocasiones, nunca hubieren hablado entre ellos. En estos casos, la patrulla a cargo no tenía otro remedio que ajusticiarlos.
“En el cruce de la Panamericana con el camino a Calama, la camioneta se detuvo en el Servicentro “El Oasis”. Se bajaron el Teniente, su ayudante y el chofer y se dirigieron al Restaurante,, mientras el bombero ponía bencina, aceite y agua. “Fue entonces cuando divisé a Don Francisco. ¡Siiii... Don Francisco en vivo y en directo! El famoso e insuperable animador de televisión estaba a 20 o 30 metros de distancia. Se había bajado de su camioneta, que estaba cargada de pantalones, chaquetas y oreas prendas de vestir. Mientras esperaba su turno comenzó a pasearse distraídamente por los alrededores. Llevaba en sus manos un enorme sanwich, parecido a esos gigantescos emparedados de tres o cuatro pisos que se sirven en los cafés de Buenos Aires... Sin darse cuenta, se fue aproximando a la camioneta. De pronto detuvo su marcha y me miro con fijeza. Luego, avanzó sin quitarme los ojos de encima. Dejó de masticar. Apuro el paso y, colocándose frente a mí, me dijo con angustia y con cariño --¡Gato, por Dios ...! ¿Qué haces aquí? –Me llevan a Antofagasta. --¿Así?’—agregó atónito, mirando las amarras de mis pies. Me dio la impresión que quería alargar sus manos para saludarme. . Le dije: --No puedo responderte, tengo las manos amarradas. --¿Pero por qué?. Dirigiéndose a los conscriptos, les preguntó. --¿Por qué lo amarran?. Si el “Gato” no es peligroso...nunca ha hecho mal a nadie. Además lo conozco. ¿Cómo le convido sandwich?¿Cómo le convido cigarrillos?
–El Teniente ordenó amarrarlo... ¡Desamárrelo no más! Déjeme saludarlo. ...!Yo le explico todo al teniente! Todavía no puedo entender cómo Don Francisco resultó tan convincente para que uno de ellos me soltara las amarras. ... Regresó el teniente y don Francisco salió a su encuentro y conversó con él. Luego volvió a mi lado y se despidió. Estrechó mi mano y palmoteó suavemente mi espalda! “ El relato termina así: “El teniente se dirigió a los guardianes: --¡Dejen desamarrado a este huevón!”“!Si quiere fumar, que fume!”
Jorge Bravo Tesseo
Abogado

QUE 60 AÑOS SON NADA - Alberto Gamboa


Han pasado los días y sigo recibiendo telefonazos, saludos y felicitaciones. Muchos dirán ¿qué hazaña hizo este Gato para estar de moda? Poco o nada: cumplí y pasé los 60 años de periodista activo. He hecho de todo. Ayudante de cancha del reportero especialista que por esos años sólo se dedicaba a dar forma a los datos que le traía este novel e incansable informante. Otros y viejos tiempos. Me fue gustando el oficio más y más, y me convertí, primero, en un informante serio y luego en comentarista avezado y canchero. Más adelante, por los consejos de periodistas de más oficio, pasé a la crónica y por varios años fui reportero policial, gremial, político, ayudante de crónica, jefe de crónica, jefe de informaciones y subdirector hasta que un hecho fortuito me convirtió, por tres meses, en el director de “Clarín”, el más famoso diario popular, que llegó a vender 220 mil ejemplares diarios en sus dos últimos años, antes de ser clausurado por la dictadura.
Por razones que desconozco José Dolores Vásquez, el gran y avezado director del diario, y político DC hasta los huesos, rompió relaciones con Darío Sainte Marie -notable periodista de la época- y dejó el cargo de un día para otro. Sainte Marie era el dueño y ante la emergencia me llamó y me designó como subrogante. Me dio tres meses para mostrar si tenía o no dedos para el piano. Creo que junto con un equipo de reporteros de rendimiento excepcional, probamos que teníamos y nos sobraban dedos, manos y talento para esa tarea. Duré doce años en el puesto y no seguimos marcando rumbos porque la dictadura, el mismo día del golpe, cerró el diario para siempre.
No sólo fuimos exitosos en el periodismo. También en la amistad, con todo el mundo. Con el gremio, con los gobernantes, con los políticos y sobre todo con el pueblo puro. Lo comprobé hace poco. Se juntaron periodistas de todos los colores para celebrar estos 60 años de trabajo duro y recibí el cariño de todos. Partiendo por los ex presidentes Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Ricardo Lagos, que me llamaron para manifestar su amistad. Muchos parlamentarios PS, DC y PPD, y también amigos del PC y estrellas del fútbol como Carlos Caszely, que me envió una misiva inolvidable. No cuento más porque otro periodista notable, Pablo Vildósola, alguna vez director de La Nación, hizo el mejor resumen de seis décadas de trabajo incansable.
Éstas son sus partes más emotivas: “Tengo el grato honor de dirigirme a ustedes en representación de la Mesa de los Miércoles para hablar sobre uno de sus más preciados miembros. Quizá muchos de los presentes habrán oído hablar de esta notable hermandad que de modo ininterrumpido se reúne cada semana hace 19 años. Es decir, desde agosto de 1988, un par de meses antes del histórico plebiscito que torció la mano a la historia y a un personaje ya desaparecido.
“Estamos aquí para rendirle el más cálido y sentido homenaje a uno de los en verdad grandes del periodismo chileno. Nos convoca la celebración de los 60 años de oficio de uno de sus más brillantes cultores. Alberto Gamboa Soto, nuestro querido ‘Gato’, a mucha honra integrante de nuestra mesa.
“Hablar del ‘Gato’ es referirse a uno de los más notables periodistas de la segunda mitad del siglo XX y lo que va de este nuevo milenio. Un tremendo pedazo de la historia del periodismo nacional, desde los ’40 -ha visto a once presidentes- hasta los actuales días como editor del diario La Nación y a través de su columna ‘Mano de Gato’. Su presencia entre tantos amigos y junto con su esposa, la querida María Estela Urzúa, y sus hijos es vivo reflejo de su tremenda vigencia. La vida y la obra del ‘Gato’, triunfos y sufrimientos, éxitos, pero nunca fracasos ni menos derrotas, representan un testimonio portentoso. Días luminosos de ejercicio y noches negras de encierro, tortura, incertidumbre y cesantía por el pecado de ejercer esta profesión. Así se fue forjando un espíritu luchador, reflexivo, valiente y tolerante.
“Mis palabras son en representación de la Mesa de los Miércoles. Por mi intermedio, muchos te dicen unas palabras. Uno de los fundadores, Enrique Gandásegui, maestro de ceremonia cuando hay invitados, escribió: ‘Ha llegado al recodo de su existencia no sólo con la sabiduría de una vida apasionante en que ha sabido sublimar el sufrimiento sin odios ni rencores. Lo ha hecho manteniendo como condición sobresaliente su gran humanismo y sensibilidad, interesándose en sus vidas, entornos y familias, brindándose con su tiempo para visitarlos, despedirse y acompañarlos en etapas de duras pruebas’.
“Otro de los comensales, siempre aporte a nuestra mesa y por quien, en apariencia, no pasan los años a juzgar por su cara, Luis Álvarez Vallejos, dijo: ‘Es la historia. Miren si hay algún otro periodista vigente que haya tenido tanta importancia en la historia del periodismo chileno. Para haber sido jefe de monstruos como el Paco Lira, Tito Mund o el Perro Olivares había que tener pantalones y pachorra. Frontal y valiente, admirable. Valentía pagada con torturas y cárcel. ¡Es ejemplo y está bueno que se le reconozca, por la cresta! Es y será siempre un ejemplo, un orgullo y un tremendo privilegio conocerlo. ¡Grande Gato!’. Uno de los más nuevos integrantes del círculo, Eugenio Montecinos, con un toque de contexto, dijo: ‘Los gatos, como se sabe, tienen siete vidas y en esta ocasión tan especial queremos dejar constancia que el nuestro también debe ser incorporado a las siete nuevas maravillas del mundo’.
El más joven de la mesa, que llegó de la Armada, Juan Pablo Barros, no quiso ausentarse: ‘Tarde pero desde siempre conocí a Alberto ‘Gato’ Gamboa. Con su actitud, tanto en la adversidad como en los buenos momentos, comprendí que su estatura moral se forjó en la consecuencia con sus principios. Vaya para él una frase de Aldous Huxley que lo refleja: ‘La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede’. Leonardo Cáceres -¡quién no conoce al Leo!- dijo: ‘Conocí al ‘Gato’ cuando volví a Chile. Antes, sólo de nombre. Trabajamos juntos en el lanzamiento de ‘La Época’: él hacía deportes, yo internacional. Después se fue a ‘Fortín Mapocho’ de director. Aprendí a quererlo como compañero y maestro de periodistas. Se merece esta cena y otras cosas que deben venir en el futuro’.
“Gonzalo Mingo es el único no periodista de la mesa. Pero, conociéndolo tantos años, puedo afirmar que es más periodista que muchos y dedicó estas frases: ‘Alberto es un hombre al que puedo resumir en dos palabras: gran corazón, donde cabemos todos los que somos sus amigos, no importándole su color político. Todos sabemos por lo que ha pasado y ha sufrido. Pero con su gran temple ha podido superarlo con una generosidad ilimitada. Me siento honrado de que me dispense su cariño y amistad, que por cierto es recíproca’.
“Un reportero policial nato, como nuestro homenajeado Hernán Ávalos entregó estas palabras: ‘Es un auténtico dinosaurio viviente. Encarna el periodismo de los últimos 40 años. Representa humor, discordia, enfrentamiento y reencuentro de nuestra sociedad... la realidad de seis décadas. Es la vida misma, nuestra vida’. Uno que también cubrió, entre otros, ese frente, Emilio Bakit, dijo así: ‘Quienes nos iniciamos en el periodismo a fines de los ’60 y en los ’70 tuvimos el privilegio de crecer en nuestra profesión leyendo los títulos y las crónicas de ‘Clarín’, ahí él empezó a convertirse en la leyenda que es hoy. En el tiempo que trabajé en ‘La Segunda’ compartía con periodistas como Camilo Taufic, Irene Geiss y Eliana Cea. Había transversalidad, y de esas épocas heroicas era el ‘Gato’, a quien admiraban moros y cristianos. Y seguimos admirando’.
“Otro de los fundadores de la mesa, Enrique Contreras, da una pincelada profunda de otros tiempos: ‘Estamos de acuerdo que el periodismo de los años ‘Clarín’, de ‘Última Hora’, de las ‘Últimas Noticias’ que salía a las once de la mañana con una mirada más bien literaria (estaba Filebo, entre otros), del ‘Diario Ilustrado’, de esa ‘La Tercera’ pueblerina y también de ese ‘El Mercurio’ sibilino pero austero, era muy distinto del actual. Era uno ‘jugado’, de choque, frontal, inteligente. El ‘Gato’ fue un hombre de esa época, que supo ganarse un espacio con oficio, instinto y estilo propio’.
“Ciro Quintana es la mirada certera de la economía y los vaivenes del mercado. Con agudeza, dice: ‘No sólo es un artista del periodismo, sino el rey de la amistad, porque nunca segregó o marginó a nadie por cualquier razón. Su única limitación era la tontera’.
“Periodista y señor carabinero -¿o al revés?-, Luis Retamal dedica unas palabras: ‘Para mí es sinónimo de resiliencia. Un hombre que ante la adversidad cayó y se levantó mil veces, sin contradicciones ni resentimientos. Un ‘hidalgo manchego’ de dos siglos. Una gratificante lección de vida’. “Hugo Traslaviña, al que en broma llamamos ‘la joven promesa del periodismo’, envió este saludo: ‘Más allá de los innumerables atributos que tiene como periodista, están sus enormes cualidades humanas: honesto, simpático, alegre, optimista, soñador, tallero, sincero, paleteado, sencillo, sabio, inteligente, astuto y observador. Gran observador de la realidad social y política. ¡Qué vivas muchos años, estimado ‘Gato’!’.
“Y nuestro investigador de temas de libertad de expresión Walter Krohne no podía ausentarse. Hizo del currículum del ‘Gato’ una brillante prosa, de la que ponemos estos párrafos: ‘Escribir sobre el ‘Gato’ es como hacer un viaje imaginario por la historia de Chile. Cuando nos referimos a Manuel Alberto Gamboa Soto hablamos de un verdadero sabueso del reporterismo nacional, de esos que nacieron con la letra de imprenta en la sangre, sin dejar pasar un segundo para escribir la historia, y como buen gato, tomarle noche y día el pulso a Chile y al mundo”.
“Pareciera que está dicho todo. Pero no. Sobre este hombre tan querido y apreciado se podrían escribir decenas, centenares de páginas. Es un trabajo que queda pendiente...”.
Alberto Gamboa
Mano de Gato
Diario La Nación, Miércoles 4 de julio de 2007

ALBERTO "GATO" GAMBOA - Gonzalo Manquepillán O.


CORRIÓ SOLO Y LLEGO SEGUNDO
Ese memorable titular de Fortín Mapocho que graficó en solo cinco palabras el resultado del plebiscito de 1980, es lo primero que se me viene a la mente al escribir esta introducción en este naciente blog que espero sea un espacio de culto y homenaje a un grande entre los grandes: MANUEL ALBERTO GAMBOA SOTO periodista insigne, ilustre, honorable, pero por sobre todo veraz y apasionado cuya cuna periodística fue el epicentro mismo del hecho noticioso que entregó desde los comienzos como reportero deportivo del Diario La Opinión hasta nuestros días en su columna del Diario La Nación.
El “Gato”, aquel pícaro, atractivo, sarcástico pero certero en sus títulos de cuña en las portadas del diario Clarín con su imaginativo espíritu creativo y de la utilización del lenguaje popular en la narración y entrega de las noticias, para mí tiene un valor muy preciado ya que me permite recordar mi niñez en Los Lagos, un pueblito de la provincia de Valdivia, donde Clarín llegaba a las 10 de la mañana y corría al kiosco de la plaza en su busqueda para que mi abuelo, un humilde gasfiter-hojalatero (en ese momento el único de la zona), nos leyera las noticias de “Santiago” para él posteriormente acostarse en su reposera a seguir las andanzas de “Lolita”: esa historieta de la colérica chica de minifalda creada por Vivanco y bautizada con ese nombre por el mismísimo “Gato” y que fue todo un símbolo de esa juventud transgresora de las tradicionales costumbres conservadoras del país de aquellos tiempos.
También me viene a la memoria cuando ya adolescente leí en fascículos el crudo relato de “El viaje por un infierno” cuya edición completa espero encontrarla en alguna librería para enseñarla a mis hijos.
Hoy me decidí a escribir y a “subir a la red” este blog en homenaje a Alberto Gamboa, más aún, después de leer su agradecimiento en el diario La Nación a quienes lo saludaron por cumplir 60 años de labor periodística y en especial a sus amigos de un pequeño círculo, fiel, permanente, leal y muy férreo que periódicamente comparten un almuerzo de camaradería. Ellos son periodistas de diferentes estilos, áreas e incluso de diferentes opiniones políticas y leyendo su emocionado agradecimiento en forma particular para cada uno de ellos, queda de manifiesto el recíproco afecto y reconocimiento que habla muy bien de cuánto y por qué Alberto Gamboa permanece más vigente que nunca en el periodismo nacional.
Uno de estos amigos del “Gato” y casualmente el único que no es periodista de este círculo, fue quien me dio la energía positiva necesaria para atreverme a publicar este espacio en Internet. Entre tantas conversaciones con Gonzalo Mingo Ortega, este bonachón empresario zapatero, deportista y buen amigo de todos, me planteó en alguna oportunidad la idea de hacer un espacio en reconocimiento a su también amigo “Gato”.
Recorrí buscadores de noticias, nombres, informes, biografías…pero he creído que lo más correcto es que yo sea solo un recopilador de quienes ya han escrito y de quienes deseen escribir sobre Alberto Gato Gamboa para hacer de este blog un espacio de culto y reconocimiento.
Y nace este espacio… sencillo, humilde, de gran corazón. Está hecho con amor. Como recordando también ese titular de la última edición de Clarín aquel Lunes 10 de Septiembre de 1973, cuando en una afirmación a ocho columnas se leía “Carlos es un amor” en alusión al ídolo del momento que presentaba su nueva casa en compañía de su novia María de los Ángeles. Ese ídolo era un joven futbolista que deslumbraba, Carlitos Caszely, el mismo que de acuerdo a palabras del Gato la semana pasada le envió una “inolvidable” carta de saludo por sus 60 años de periodismo.
Quiero entregar este espacio a quienes deseen saber, leer y aportar comentarios sobre la trayectoria de Alberto “Gato” Gamboa.
Que los sesenta años de servicio al periodismo nacional no sean solo un premio de antigüedad.
Alberto “Gato” Gamboa ha sido periodista desde antes de existir el Colegio de la orden.
Ha sido periodista desde antes de que se dicte esa asignatura en las universidades chilenas.
Su extraordinaria trayectoria profesional y su vida activa en los medios informativos escritos del país lo hacen merecedor de un mayor reconocimiento. Tal vez esquivo por diferentes motivos hasta ahora, pero que ojalá este año sea una realidad.
Contrariamente a aquel titular mundialmente conocido y que me inspiró a esta presentación, quisiera decir: Corrieron varios y llegó Primero… sí, llegó a ser con justicia el real merecedor al Premio Nacional de Periodismo.
Para ello… estamos p’al “Gato”.

Gonzalo H. Manquepillán Oyarzo
gmanquepp@gmail.com
Santiago de Chile, 05 de Julio de 2007